lunes, 19 de diciembre de 2016

ATAQUE A LA DEMOCRACIA



                        Son de tal envergadura las dosis de cinismo, manipulación y demagogia del totalitarismo independentista catalán que, después de atacar reiteradamente al Estado de Derecho, desobedeciendo una y otra vez las reglas de juego institucional y constitucionalmente establecidas, se permiten calificar las investigaciones y sentencias judiciales por hechos y conductas flagrantemente delictivas como un “ataque a la democracia” cuando son precisamente sus reiterados desacatos a la legalidad vigente establecida los que constituyen no ya un ataque sino un peligroso e intolerable atentado contra la democracia, lo que indudablemente les sería vedado tajantemente en cualquier otro país democrático y desarrollado de nuestro entorno. En efecto, si hace unos días la desafiante respuesta del investigado Homs a la sentencia del Tribunal Constitucional, contraria a la ilegal hoja de ruta del ilegal referéndum, advirtiendo sobre la susceptible responsabilidad penal de sus promotores, era que “sí o sí habrá urnas, sí o sí habrá colegios abiertos y no van a mandar ni tanques ni matones”, el procesamiento de Forcadell y su pertinente comparecencia ante el TC se convierte en otro desafío al Estado de Derecho en el que consejeros, alcaldes y dirigentes independentistas, atribuyéndose la representación de Cataluña, cuando representan al Estado de Derecho Español en las instituciones autonómicas catalanas, sostienen en comandita ante las mismísimas puertas del Tribunal que el procesamiento de la Presidenta del Parlament, por desacatar una sentencia expresa y concreta del mismo, es un ataque a la democracia, mientras ella niega haber desobedecido al Constitucional y, tergiversando la propia sentencia, sostiene que el Parlament debatirá la independencia, asunto que el TC no ha prohibido, en tanto que Puigdemont aprovecha la sentencia para dar carpetazo al diálogo ofertado por el Gobierno de España sobre todo, excepto, obviamente, sobre la ilegal consulta, único asunto que a los independentistas totalitarios les interesa.
            Ni el TC ha prohibido debatir en el Parlament sobre la independencia (en las asambleas legislativas, ¡faltaría más!, se permite debatir sobre cualquier asunto), ni nadie amenaza con enviar a Cataluña tanques y matones (salvo que, obviamente, los totalitarios independentistas dieran un paso más y se alzaran en armas), pues basta sencillamente con aplicar la ley y ejecutar las penas firmes que, en última instancia y con todas las garantías procesales, dictaminen las sentencias de los tribunales a los condenados como sucede con cualquier otro delincuente. Ha de quedar bien claro, aunque ellos lo tergiversen, que, tanto Homs como Forcadell y compañía, no son investigados por defender la independencia de Cataluña, que pueden seguir haciéndolo si así lo consideran, sino por cometer presuntos delitos para conseguirla al margen de la ley, lo que, como a cualquier otro ciudadano que actúa al margen de la legalidad establecida, les convierte de entrada en presuntos delincuentes hasta que pueda ser probado en los tribunales en cuyo caso tendrían que apechugar, como cualquier hijo de vecino, con las penas que se les imponga, ya sean multas, inhabilitaciones o penas de cárcel. Y, obviamente, en caso de negarse a cumplirlas, convirtiéndose en prófugos, les serían aplicadas las medidas coercitivas legales de búsqueda y captura, democráticamente establecidas, con que cuenta el Estado de Derecho. Es así de sencillo de entender. Ni tanques, ni matones, cuando, de momento, quienes utilizan el matonismo político, el chantaje y la amenaza son ellos.
            Convocar la cumbre de la consulta ilegal para abordar la ilegal “hoja de ruta de la autodeterminación”, como hace Puigdemont, desobedecer a la Audiencia Nacional no acudiendo a su citación ante el juez al no reconocer “la autoridad de ningún tribunal”, como hace el cupista edil Juan Coma, tramitar la ilegal consulta media hora después de la denuncia del TC porque “hice lo que correspondía y lo volvería a hacer”, como hace Forcadell, desobedecer la orden judicial y alardear de ello rompiendo el auto en las puertas del Ayuntamiento porque “ningún juez impedirá que ejerzamos nuestro derecho a la representación política”, como hace el concejal Téllez, y tantos y tantos hechos por el estilo, cuya lista sería interminable, encierran tal gravedad que para entender sus perniciosas consecuencias bastaría preguntarnos qué sucedería si todos los ciudadanos, normales y corrientes, actuáramos de idéntica forma chulesca y totalitaria, pues sencillamente la convivencia pacífica civilizada saltaría por los aires que, por lo visto, es lo que semejantes sujetos pretenden salvo que todos los españoles, incluidos los catalanes, nos sometamos a sus ilegales y caprichosos designios. Quebrar el principio de legalidad o permitírselo a quienes lo hacen mirando hacia otro lado es la ideal senda hacia el caos, la anarquía o el totalitarismo.
Son de tal envergadura las dosis de cinismo, manipulación y demagogia de los totalitarios gobernantes independentistas catalanes que, en un democrático Estado de Derecho, como es el caso, cuya esencia es el respeto escrupuloso a la ley y a las sentencias judiciales, sostienen sin rubor alguno que lo democrático es justo lo contrario ya que aplicar la ley, según ellos, supone atacar a la democracia.
                                    Fdo. Jorge Cremades Sena

domingo, 20 de noviembre de 2016

TOTALITARIOS Y MALEDUCADOS



                        La solemne apertura de las Cortes por el Jefe del Estado, el Rey Felipe VI, con un impecable discurso democrático apelando al diálogo, a la regeneración política e institucional, a la generosidad y altura de miras como método para afrontar los grandes retos que España tiene planteados debiera editarse en video y emitirse frecuentemente para que todos los ciudadanos percibiesen directamente la abismal diferencia entre comportamientos democráticos educados cívicamente, protagonizados por la inmensa mayoría de la Cámara, y comportamientos totalitarios y maleducados, protagonizados por Unidos Podemos, al margen de las ausencias de ERC y Bildu, que se descalifican en sí mismas. Habla por sí misma (y valga la redundancia) la imagen del contraste en un Hemiciclo abarrotado (350 diputados y 266 senadores) puestos en píe tras el discurso real y aplaudiéndolo sonora y largamente (salvo peneuvistas y convergentes, que, en pie como los demás, no aplaudieron) con el de una minoría podemita y variopinta (71 diputados y un senador), sentada en sus escaños de forma irreverente (sin aplaudir, por supuesto) y haciendo gala de todo tipo de gestos, impropios del momento y del lugar, contra la Jefatura de Estado elegida por los españoles, como es la exhibición de una bandera republicana con la inscripción de “III República”, la camiseta de Cañamero con la inscripción de “Yo no voté a ningún Rey” o la de unos podemitas sentados y otros de pie mientras sonaba el Himno… etc etc, evidenciando el abismo entre entendimiento e intransigencia, tolerancia e intolerancia, política y barbarie y, en definitiva, entre totalitarismo y democracia. Instalados en la algarada callejera, en la irreverencia y en la demagogia supina que les caracteriza los totalitarios y maleducados diputados podemitas se olvidaron intencionadamente de que se les paga para hacer política y que, desde que decidieron libremente ser diputados, representan a todos los españoles y no a unos cuantos y han de respetar, les guste o no, el entramado institucional que los españoles, democráticamente, nos hemos dado. Es lo que hace o debe hacer cualquier demócrata al margen de las preferencias ideológicas que tenga. Si constituyendo semejante clarísima minoría en el Parlamento se muestran tan despóticamente intolerantes, ¿se imaginan su comportamiento si alguna vez fuesen mayoría?
            Ni siquiera atenúa semejantes conductas totalitarias y maleducadas que su líder, Pablo Iglesias, que encabezó el impresentable comportamiento global de su grupo, achacara las esperpénticas exhibiciones de bandera republicana o camiseta propagandística antimonárquica a iniciativas individuales, pues se desenmascara al decir que “algunos son Jefes de Estado porque son hijos de una dinastía” y “a nosotros nos vota la gente”, en clara sintonía con el asalta fincas y supermercados Cañamero y su “yo no voté a ningún Rey”. Miente descaradamente deslegitimando al Rey como Jefe del Estado y descalifica indecentemente a democracias de sobrada solvencia (como la inglesa, sueca, danesa, noruega….) que, como España, por decisión democrática de sus respectivos pueblos optaron por el modelo de Estado de Monarquía Constitucional, tan legítimo y democrático como la de otros pueblos que optan por el de República. Que Cañamero no votara a ningún Rey (seguramente porque no quiso o porque eligió votar en contra de la Constitución y quedó en minoría, pues ya es mayorcito) o que los ya nacidos en democracia no tengan que hacerlo, salvo que en algún momento se ponga mayoritariamente en cuestión la forma de Estado en España (y la experiencia histórica aconseja todo lo contrario), es irrelevante y en ningún caso le exime, como representante de todos los españoles, de acatar y respetar lo instituido, al margen de las preferencias ideológicas que se tengan. Tampoco es argumento el que “a nosotros nos vota la gente” pues obviamente la gente también vota al resto de la Cámara que, mayoritariamente, opta por nuestro modelo de Estado democrático y por el respeto y buena educación ante sus instituciones democráticas; y menos aún que Carolina Bescansa equipare demagógicamente a su hijo con las hijas de Felipe VI, que, siendo equiparable a nivel personal y humano, a nivel institucional son totalmente desiguales, como la propia Bescansa es desigual institucionalmente a la mayoría de los españoles que no somos parlamentarios.
            Aprovechar la apertura solemne de la Legislatura con un desplante al Rey para cuestionar la legitimidad de la Corona y hacer apología de la República en un acto institucional tan importante, democráticamente hablando, es una majadería política más y una burla intolerable al pueblo español representado en las Cortes que, siendo soberano incluso para concederles legitimidad y autoridad a semejantes personajes se ve amenazado por ellos con tamaños comportamientos totalitarios y desvergonzados. Quebrantar la normalidad y el protocolo durante el discurso del Rey, burlarse de las instituciones democráticas actuando cada quien como le viene en gana, atacar no sólo el fondo sino las formas de la democracia con el fin de menospreciar su imagen, es la antesala del totalitarismo y la desvergüenza, que sólo se puede combatir con un amplio programa de pedagogía política democrática. La exhibición del video de la apertura solemne de la XII Legislatura podría ser el inicio.
                                   Fdo. Jorge Cremades Sena
  

domingo, 6 de noviembre de 2016

EL PISITO DE ESPINAR



                        La cúpula podemita anda bastante revuelta desde que salió a la palestra la golfería de uno de sus miembros, Ramón Espinar, senador de Unidos Podemos, haciendo negocio personal con un piso de protección oficial en Alcobendas. Obviamente los hechos no son actuales pues solo hubiese faltado que se le hubiera adjudicado a dedo un piso protegido, como es el caso, con el sueldazo que disfruta hoy; los hechos se remontan a hace un lustro cuando el joven Espinar, sin recursos (salvo una beca de menos de 480 euros) y gracias a los “préstamos familiares” para la aportación previa (unos 60.000 euros), accede a un piso no por el turno de sorteo entre los solicitantes de vivienda protegida (el 85% del total del edificio) sino por el cupo digitalizador que se reserva la cooperativa promotora. Hasta aquí, nada que objetar, a pesar de coincidir que el padre de Espinar (uno de los investigados por el caso de las “tarjetas black) compartiera sillón en el Consejo de Cajamadrid con el alcalde que cedió los terrenos a dicha cooperativa y, por tanto, perteneciera a la “casta” capitalista, que su hijo, comprometido con movimientos de izquierda, criticaba rabiosamente al igual que al “régimen del 78” que tan benévolamente le trataba. En fin, coincidencias y cosas de la vida que a veces suceden. Sólo cabe objetar que a los pocos meses el actual senador, que ni siquiera llegó a habitar el pisito conseguido donde ni siquiera residía, lo pusiese a la venta porque no lo podía pagar consiguiendo una plusvalía de 30.000 euros (20.000 si descontamos los impuestos), cuando lo honesto y procedente en estos casos es la renuncia al mismo, previa devolución de lo aportado, para que dicha vivienda se le adjudique a otro joven necesitado como él que sí pudiera afrontar los pagos, en vez de venderla por 30.000 euros más cara, aunque, como dice hoy su comprador “yo hubiera hecho lo mismo” pues además la mayoría “pedía un montón de dinero en negro”… ¡Menos mal que la golfería del sistema no llegó a tanto en la venta del pisito de Espinar que como mucho quedó en oscuro y no llegó a negro! Siempre es de agradecer entre los buscadores de vivienda.
            Hasta aquí someramente el turbio asunto del dichoso pisito, uno más entre tantas operaciones poco éticas con viviendas de protección oficial, que, aunque legales, obviamente hay que erradicar. Así lo entiende el mismísimo senador Espinar quien, seguramente por su mala conciencia, dice ahora que “hay que pasar del concebir vivienda como inversión-pelotazo a pensarla como derecho” y lleva toda la razón, más aún cuando se trata de viviendas subvencionadas con los impuestos que pagamos todos. Sin embargo el senador, al hacerse pública la compra-venta de su dichoso pisito, sostiene que el trámite fue “perfectamente legal y ético” lo que, de entrada, avala comprar una vivienda social o protegida, sin concurso alguno y donde no se reside, para venderla al año con beneficio sustancial para el comprador, tal como él mismo hizo, en vez de reconocer ante la opinión pública su pecadillo de juventud y zanjar dicho asunto. Y al querer justificar lo injustificable es cuando se mete en el fango, siendo avalado en tromba por toda la cúpula de Unidos Podemos en su empeño de aparecer ante el mundo como ángeles inmaculados salvadores venidos del cielo en vez de seres humanos imperfectos como el resto de los mortales.
            Ahora resulta que Espinar, sumándose a la larga lista de cargos populistas implicados en conductas reprobables que condenan para los demás pero justifican para sí mismos, no es un especulador sino una víctima pues, según él, “esta información está en los medios” porque “quien la ha sacado no quiere que yo sea secretario general de Podemos en Madrid”; que no obtuvo plusvalía pues “no hay beneficio, lo que hay es una diferencia entre el precio de compra y el precio de venta”; y que el feo asunto de su pisito “no es una cosa que le sea ajena a cualquier persona” pues “le ha pasado a mucha gente en este país, que no ha podido hacerse cargo de la compra de un piso y lo ha tenido que vender”. En fin, sin más detalles.
Aunque no sabemos cuántos jóvenes se sacan un beneficio de 20.000 euros (perdón, no es beneficio, sino diferencia entre precio de compra y de venta) por compra-venta de un piso de protección oficial en pocos meses, ni cuantos tienen la suerte de serle adjudicada la vivienda a dedo fuera del pertinente sorteo entre los solicitantes, sí sabemos que lo del pisito de Espinar, aunque pueda ser legal, para nada es ético, y también sabemos que si lo hubiera hecho cualquier otro senador del PP, PSOE o Ciudadanos, Espinar y los suyos se pondrían al frente de la comitiva hasta llevarlo a la hoguera política. 
                        Fdo. Jorge Cremades Sena

martes, 1 de noviembre de 2016

A TRABAJAR, SIN RUFIANES…



                        En pleno turno de explicación de voto en segunda votación de la sesión parlamentaria de investidura y tras soportar toda una retahíla de improperios por parte de los grupos políticos anti constitucionalistas durante todo el debate y también ahora por parte de Pablo Iglesias, más preocupado de arremeter contra quienes facilitaban la investidura que de quien iba a ser investido, Albert Rivera, portavoz parlamentario de Ciudadanos, que le seguía en el turno de palabra, con gran acierto y razón se dirigió al líder podemita de semejante guisa: “Le voy a dar una mala noticia, hay que trabajar”, continuando luego con la explicación razonada de su “sí” a la investidura de Rajoy previamente pactada, al igual que en su momento hiciera con la fallida investidura de Sánchez (rechazada por cierto por Podemos), ya que se trataba de un sí rotundo al desbloqueo y a la gobernabilidad de España después de casi un año sin que el Parlamento pudiera trabajar en favor de todos los españoles allí representados, a quienes los españoles pagamos sus sueldos precisamente para que trabajen y resuelvan los problemas en vez de holgazanear y convertirse realmente en el problema. Acierto de Rivera cuando lo peor estaba por llegar con las intervenciones de Gabriel Rufián por ERC y buena parte de los componentes del Grupo Mixto que esperaban su turno de palabra, todos integrados en dicho grupo por el arrollador apoyo electoral que entre todos acumulan y todos representantes de opciones políticas territorializadas, sin implantación en todo el territorio español y sin enterarse de que, a pesar de ello, como diputados tienen idéntico rango de representatividad política del pueblo español que los demás diputados y, por tanto, que su trabajo ha de buscar el bien general de todos los españoles y no de una parte de ellos, ya sean vascos, gallegos, catalanes o de cualquier otro territorio, como suelen hacer. No se enteraron aún que en las Cortes reside la soberanía nacional.
            En efecto, la intervención antidemocrática y rastrera de Gabriel Rufián como portavoz de ERC pasará a los anales del esperpento antiparlamentario sin lugar a dudas; intervención navajera sonrojante donde las haya para explicar su “no” a la investidura, que no explicó, y, por el contrario dedicó sus minutos de “gloria” a insultar gravemente a los socialistas por abstenerse y posibilitar la investidura de la derecha democrática española, olvidando que su partido, ERC, no sólo posibilita sino que incluso gobierna con la derecha más corrupta y antidemocrática como es el independentistas partido de Pujol, Artur Mas, Puigdemont y compañía. La denigrante intervención de Rufián (sin aportar una sola medida en todo el debate para resolver los problemas de los españoles, tal como hizo Unidos Podemos, que aplaudió tan deplorable intervención) fue de tal calibre vergonzante que provocó una protesta generalizada con un aplauso casi unánime y en pie en las bancadas del PP, PSOE, C´s y algunos otros diputados de otros grupos, insólita en la Cámara. 
            Y siendo ya casi insuperable la indecente intervención de Rufián, prosiguieron en parecido tono los portavoces del Grupo Mixto, coincidiendo todos ellos en arremeter contra el PSOE y en no aportar ni una sola medida: Homs, de PDC, amenazando con su totalitario proyecto independentista, mientras gobierna con el partido de Rufián en Cataluña; Baldoví, de Compromís, atacando la “abstención vergonzante” del PSOE, mientras gobierna con él en la Comunidad Valenciana; y Oskar Matute, de Bildu, recordando los GAL y la “cal viva”, que en su día sacara a relucir Iglesias y olvidándose de los asesinatos de ETA, siendo aplaudido con intensidad por Unidos Podemos y provocando que el portavoz popular, Rafael Hernando, que cerraba la sesión, saliera incluso en defensa del PSOE, respondiéndole: “Señor Matute, los únicos que desgraciadamente en una época de la historia reciente de este país tuvieron que ponerse de rodillas fueron aquellos a los que algunos, a los que usted conoce, les ponían de rodillas para descerrajarles un tiro en la nuca; eso no puede volver a repetirse jamás en este país”, provocando otro gran aplauso en la Cámara por parte de todos los diputados decentes que, obviamente, son la inmensa mayoría, en medio de una bronca entre diputados podemitas y naranjas, quienes les reprochaban su encendido aplauso a Matute.
            Si de algo sirvió este espectáculo antiparlamentarista, además del desbloqueo y la luz verde a la gobernabilidad, fue para saber con qué mimbres se puede elaborar el cesto del futuro y para ello, como dice Rivera, habrá que ponerse a trabajar lo antes posible, aunque queda claro que ese trabajo parlamentario habrá de hacerse sin Rufianes, Iglesias, Homs, Baldovíes, Matutes y compañía (Pluralizo sus nombres, pues no son los únicos, sino portavoces de determinadas formas de hacer política; no vayan a confundirse y pensar que califico a todos de rufianes: “hombres viles y despreciables que viven del engaño y de la estafa”, según el diccionario).
                                              Fdo. Jorge Cremades Sena
           

martes, 25 de octubre de 2016

EL SER O NO SER DEL PSOE



                        Todo lo ocurrido en el PSOE desde que Pedro Sánchez, un perfecto desconocido, accediera a la Secretaría General por obra y gracia de Susana Díaz, quien, si quería controlar el partido, debiera haber asumido la responsabilidad de presentarse ella directamente a liderarlo en vez de apoyar a un hombre de paja, que finalmente le salió rana, pone de manifiesto la deriva ideológica y organizativa que sufre el PSOE desde que Zapatero, accediera inesperadamente a la Presidencia del Gobierno tras los trágicos atentados del 11-M en 2004, que, en plena campaña electoral, provocaron un vuelco inesperado en el resultado de unos comicios, celebrados tres días después en plena conmoción nacional y previo asedio ciudadano a las sedes del PP, presumible vencedor de las mismas, incluso el día de reflexión, actos de corte claramente antidemocrático. Desde entonces el viraje ideológico del PSOE, no sólo en política interior y territorial sino también en política exterior, ha propiciado una pérdida de identidad que, agravada por la pésima gestión gubernamental de la crisis económica con los gobiernos de ZP y por las pintorescas ocurrencias de ciertos ministros y ministras incompetentes, no sólo propiciaron el rotundo éxito electoral del PP y el primer gran batacazo del PSOE, sino también su posterior descrédito político como primer partido de la oposición, al extremo de que, desde entonces, su caída electoral progresiva en los sucesivos comicios celebrados, tanto locales como autonómicos y generales, es alarmante. Si el mismísimo Rubalcaba, clave en la política española desde tiempos de Felipe González, no pudo atajar la crisis galopante del PSOE, tanto a nivel interno como de prestigio ante los ciudadanos, la llegada de Pedro Sánchez puso la guinda al desbarajuste total del partido, provocando uno de los periodos más oscuros y preocupantes de toda la larga historia del socialismo democrático español, que, totalmente desnortado y sin rumbo, casi no sabe ya adónde va. Hoy, al margen, de la más que acertada decisión del Comité Federal (a instancias de la Gestora que preside Fernández) de abstenerse para facilitar la gobernabilidad de España, primer objetivo de cualquier partido democrático que se precie como tal, el PSOE, tras los reiterados errores cometidos en estos últimos tiempos, está obligado a reflexionar para decidir sobre su “ser o no ser”, pues está en juego no sólo su propio futuro sino también el futuro de España en buena medida.
            Y el ser o no ser del PSOE pasa inevitablemente por recuperar sus señas de identidad, tanto ideológicas como organizativas, tan fructíferas en el pasado, lo que supone beber en las tradiciones de este partido centenario, para aprender de los aciertos y errores del pasado, afianzando aquéllos para no repetir éstos. De entrada, debe tener muy claro que la socialdemocracia, familia ideológica a la que pertenece, aboga por una democracia representativa y no asamblearia, que, siendo típica de ideologías comunistas y populistas, ha conducido donde se ha impuesto a la ruina económica y al partido único; pero además debe rechazar falsos planteamientos como la “unidad de la izquierda” para defender su propio proyecto moderado y progresista, huyendo de frentismos absurdos y demagogias innecesarias, que conducen al caos y a enfrentamientos radicales abyectos dónde y cuándo se han practicado; asimismo debe desligarse de cualquier veleidad nacionalista (el nacional-socialismo ha provocado terroríficas tragedias) y actuar siempre firmemente en favor del Estado de Derecho, sin lugar a dudas, apostando siempre, cueste lo que cueste, por los llamados asuntos de Estado y por los intereses generales, incluso a costa de sacrificar los legítimos intereses particulares. Sin duda, de haber obrado firmemente con arreglo, entre otros, a estos básicos principios socialdemócratas, el PSOE no hubiera sufrido la grave amnesia ideológica que hoy le caracteriza.
            Es intolerable pues que tras la decisión del Comité Federal, algunos de los perdedores amenacen con votar lo contrario o planteen que sólo se abstengan once diputados, sin haberlo debatido en el mismo, para seguir intentando engañar demagógicamente a los ciudadanos de que personalmente mantienen el “no” a la investidura y, por ende, a la gobernabilidad. Y es que, desde aquel famoso y demagógico triple “no” (a la investidura de Rajoy, a terceras elecciones y a pactar o negociar con independentistas), que era una entelequia inaceptable, los argumentos de unos y otros para defender lo imposible se basaron obligadamente en mentiras o verdades a medias, hasta que finalmente Pedro Sánchez, con tal de ser investido presidente, optara por romper el triple no pactando, como ya se había hecho en ayuntamientos y CCAA, con quienes tenía prohibido incluso dialogar, y además apelando a que su elección como Secretario General por primarias prevalecía sobre cualquier decisión de los órganos del partido elegidos democráticamente, salvo en lo que a él personalmente le conviniera (no rotundo a Rajoy y sí a pactar con independentistas). Una apuesta por la democracia asamblearia frente a la representativa, que algunos sanchistas pretenden mantener con falsas legitimidades. El ser o no ser del PSOE, obviamente, está en juego.
                        Fdo. Jorge Cremades Sena