Desde
que con el gobierno de ZP se iniciara la deriva decadente de la política y los
políticos, ganada a pulso con una serie de ocurrencias y despropósitos que
desprestigiaban la Política, con mayúscula, y evidenciaban no ya la incapacidad
política de sus autores sino la ignorancia más supina de algunos de ellos, que
les descalificarían como cargos públicos en cualquier país normal mientras aquí
los ejercían con normalidad, algunos incluso de relevante importancia (Ver “OCURRENCIAS
Y DESPROPÓSITOS” del 3-3-2011 en Blog Ojo crítico, http://jcremadesena.blogspot.com.es/ o consultar hemeroteca de la época), no
hemos dejado de seguir cayendo en picado en este declive intolerable,
especialmente tras el aupamiento (aunque sólo sea a nivel local y autonómico de
momento) de las más variopintas opciones populistas radicales que, no sólo
presentan un currículo generoso de ocurrencias y despropósitos, sino de
auténticas barbaridades inaceptables no ya para ejercer cualquier cargo
político, sino incluso para convivir en una sociedad democrática, pacífica y
tolerante. Es el salto cualitativo, a peor, que casi hacen buenas aquellas
“ocurrencias y despropósitos”, inaceptables pero inocuas, si se comparan con
estos “despropósitos y barbaridades”, intolerables y nocivas para la salud
democrática que rozan incluso lo delictivo.
Si entonces nos
sorprendimos de que, por ejemplo, interrumpir embarazos era comparable a
“ponerse tetas”, de que un feto es “un ser vivo…pero no un ser humano”, de que
procrear es “de ultraderecha y rancio”, de que el Congreso está formado por
“miembros y miembras”, de que el problema es que “el PIB es masculino”, de que
se debe presentar a “los mejores y las mejoras candidatos y candidatas” o de
que hay que eliminar de los libros de texto, por ser machista, la frase “no
llores como una mujer lo que no defendiste como hombre” que la sultana Aixa
dijo a su hijo tras rendir Granada; ahora nos escandalizamos ante frases, tales
como que la forma de meter a millones de judíos en un 600 es “en el cenicero”,
que hayan “tenido que cerrar el cementerio de Alcáser para que Irene Villa no
vaya a por repuestos” (habiendo perdido las dos piernas en acto terrorista),
que para un truco se necesita “una guillotina, una plaza pública y a Gallardón”,
que no se pueda asegurar que “por torturar y matar a Gallardón se vaya a
cambiar toda esta historia, pero por probar no perdemos nada”, que “arderéis
como en el 36”, que “menos rosarios y más bolas chinas”, que “ha llegado el
momento de empalar a Toni Cantó”, que Antonio Carmona “es tonto y subnormal”,
que “…una bomba os tiraba yo a vosotros” tras llamarles “hijos de puta” a los
asistentes a los toros, que “no me da la gana de que mis impuestos subvencionen
asesinatos (refiriéndose a los toros) a no ser que sean los de los políticos”,
que “si algún día me la cruzo por un bar de ambiente la mato”, sobre Celia
Villalobos… y así toda una serie de despropósitos y barbaridades que dan asco,
cuando no pavor.
Pero lo sorprendente
es que todo este tipo de barbaridades en boca de nuestros concejales sean
toleradas por los jefes de fila de sus respectivos partidos y por los alcaldes,
como si dicho lenguaje, si dicha forma de comportarse fuera normal en cualquier
ciudadano medianamente decente. Tampoco cabe refugiarse en determinadas
contextualizaciones, en que no fueron expresadas tras ser elegidos como ediles,
en que se deben a la juventud o la inexperiencia, o en cualquier otra circunstancia,
pues, como ven, muchas de ellas denotan la calaña de sus autores, dejando mucho
que desear sobre su idoneidad para ser representantes políticos de los
ciudadanos. Semejantes perfiles personales incapacitarían a cualquiera de ellos
en cualquier otro país de nuestro entorno para cualquier cargo público. Y más
aún si dicho cargo lo ejercen, no ya en un pequeño pueblo, como el caso del
edil popular de Villares del Saz que llama “puta, barata, podemita” a la
portavoz socialista, sino en ciudades como Madrid o Alicante, de donde proceden
la mayoría de las “perlas” anteriormente citadas. Si Carmena no puede o no
quiere tomar medidas contundentes al respecto (ella sabrá dónde se ha metido)
Carmona y el PSOE no puede ni debe ser cómplice de tamañas barbaridades,
desprestigiando así, aunque sea por omisión o consentimiento, al socialismo
democrático, moderado y tolerante, ante los madrileños. Y, desde luego
Echavarri, como alcalde socialista de Alicante, no puede quedarse de brazos cruzados
ante las barbaridades vertidas por su concejal antitaurina de Izquierda Unida
(la de la bomba en Pamplona, asesinato a políticos, amenazas a Celia…), pues
una cosa es ser “lesbiana, feminista y animalista”, como se autodefine, y otra
bien distinta ir amenazando a diestro y siniestro a quien no piense como ella,
actitud a erradicar, simplemente por antidemocrática. Ni Madrid, ni Alicante
merecen estar en boca de todos por estos indecentes comportamientos verbales de
sus gobernantes.
Fdo.
Jorge Cremades Sena