Cercado
por la Justicia, tanto él como buena parte de su familia, Jordi Pujol i Soley, el
Molt Honorable ex President de Catalunya durante 23 años, fundador de CDC y,
como líder de CiU al asociarse con la UDC de Durán i Lleida, referente
indiscutible de las cada vez más agresivas reivindicaciones nacionalistas catalanas,
mentor y promotor de Artur Mas, al que nombra sucesor tras apartarse del primer
plano político (eso sí, en estrecha colaboración con uno de sus vástagos, Oriol
Pujol i Ferrusola, protagonizando ambos el definitivo derrape suicida de CiU
hacia el independentismo bajo las órdenes del izquierdista partido republicano
ERC de Oriol Junqueras), admite a sus 84 años de edad, obligado por las
circunstancias, que durante más de tres décadas, nada menos, tuvo dinero en
paraísos fiscales. Asunto que todos intuían y sobre el que especulaban, pero
que el Molt Honorable siempre desmentía. Sin embargo ahora, tras reconocerlo al
verse acorralado, argumenta que dicho dinero procede de una herencia de su
padre y que durante todos estos años no ha “encontrado el momento” para regularizarla
por lo que se declara como único responsable, pide “perdón” y se pone “a la
disposición de las autoridades tributarias y judiciales”. Y se queda tan a
gusto, como si de nada grave se tratara y como si nos chupáramos el dedo. Con
semejante manoletina el octogenario Pujol pretende torear una vez más a todos
los españoles y, muy especialmente, a los catalanes, olvidando que hasta los
toros están ya prohibidos en Cataluña y que en esta ocasión ya no puede
refugiarse en ningún burladero.
En
efecto, si en otras ocasiones no ha necesitado que su cuadrilla le echara un
capotazo ante un mal lance (siguiendo el símil taurino), hoy ni siquiera le
libra el quite de su subalterno Artur Mas al manifestar que la faena del
maestro (su confesión) es un asunto privado y familiar, mientras el público
asistente a la corrida, excepto CiU, pide entre pitos y abucheos que se
devuelva el toro a los corrales, por el afeitado del mismo o se proceda al
descabello y se acabe la Fiesta ante la deshonrosa faena del maestro y su
cuadrilla prestándose a semejante engaño para el respetable. Tanto los
empresarios, que consideran el asunto como “una indecencia”, como los partidos
políticos, a excepción de CiU, piden explicaciones a Mas, en desacuerdo con su
forma absurda e irresponsable de rematar la faena. De asunto privado y
familiar, nada de nada. Se trata de la primera autoridad de Cataluña durante la
mayor parte del periodo democrático, encarnando y desarrollando un determinado
proyecto político que, una vez más, queda en entredicho, pues, como su
principal protagonista, se basa en la mentira como método de obtener beneficios
particulares. Queda patente que el manido eslogan proselitista de “España roba
a Cataluña” es una verdad a medias, pues quienes roban y engañan a Cataluña y a
los catalanes no es España, sino otros que tienen nombres y apellidos. El
deshonor del Molt Honorable Pujol es inapelable, no sólo por tener parte de su
fortuna y de sus hijos en paraísos fiscales, eludiendo el deber cívico y patriótico
de colaborar al sostenimiento del Estado y al bienestar de sus ciudadanos, sino
también por mantener semejante indecencia en secreto durante tantos años y,
sobre todo, por negarlo, reiterada y contundentemente, cuando, ante la
sospecha, se le ha preguntado al respecto, argumentando además que tales
especulaciones suponían un “ataque a Cataluña”, confundiendo adrede la gimnasia
con la magnesia para obtener un doble beneficio particular, el político y el
económico. Deshonor indiscutible por defraudar al fisco reiteradamente, por
mentir conscientemente a los españoles y sobre todo a los catalanes y por
utilizar el sentimiento catalán y a Cataluña en beneficio propio.
Que
a estas alturas de la película pida perdón, no lava su deshonorabilidad, que la
familia haya pagado una multa a Hacienda del 50% de la fortuna aflorada “hace
unos días”, tampoco. Y que a su edad se declare único responsable y se ponga “a
la disposición de las autoridades tributarias y judiciales” menos aún. Desde
que en el Parlament se amagara con el famoso escándalo del 3%, la Justicia anda
detrás de algunas de las inexplicables vidas de lujo de algunos de sus
millonarios hijos, al extremo de que Oriol, definitivamente imputado, ha tenido
que abandonar su fulgurante carrera política, supongo que con inmenso dolor de
su papá. Se rumorea que Pujol acordó con Mas la dimisión de su hijo y el
reconocimiento público de sus cuentas en paraísos fiscales ante el peligro
inminente de que algún medio las publicara y porque las últimas investigaciones
de la UDEF (Pujol dijo en su día que qué era eso de la Udef, supongo que ahora
ya lo sabe) sobre cuentas opacas podrían llegar hasta el fallecido padre de
Artur Mas (la cosa puede no acabar aquí). Además el Molt Honorable podría ser
llamado a declarar a petición del fiscal en relación a la situación de su
primogénito Jordi Pujol i Ferrusola (de los siete hijos del ex President, salvo
Mireia, todos han sido cuestionados por sus negocios o por su patrimonio). Él,
al parecer, asegura en su entorno: “Defenderé a mis hijos hasta el final”. No
se percata de que hay conductas totalmente indefendibles que deshonran y
denigran no sólo a quienes las cometen, sino también a quienes simplemente las
defienden. Él hace ambas cosas. Y Artur Mas le sale al quite. Entretanto
Cataluña se hunde.
Fdo.
Jorge Cremades Sena