Se va como número dos de
CiU pero se mantiene en la política. Es la decisión que ha tomado Durán i
Lleida, diciéndole a Mas que no quiere ser “un político cosmético”, aunque
dejando bien claro que no es la consulta ilegal que mantiene Mas la que ha
influido en su decisión. Entonces ¿qué es lo que ha influido en su dimisión?
Algunos lo relacionan con sus discrepancias con la abstención de CiU en la Ley
de Abdicación del Rey Juan Carlos; otros creen que es otra estrategia de las
suyas para mantener, como hacen otros, la ambigüedad calculada; otros, que la
ruina electoral de CiU, que desde que Mas se echara al monte ha perdido nada
menos que la mitad de apoyos; otros, que para salvar a Mas una vez más; otros,
que la discrepancia de UDC, que aún no ha decidido la respuesta en el
referéndum, con CDC y, por tanto, CiU, que apuesta y ya hace campaña por el “sí”
a la independencia; otros…. En fin, especulaciones y especulaciones sobre las
causas y las consecuencias de la dimisión de Durán, que, por cierto, sí se
queda al frente de UDC, sí como portavoz de CiU en el Congreso y sí como
Presidente de la Comisión de AAEE en la Cámara Baja. ¿Alguien entiende algo? ¿Es
que se da cuenta ahora de su condición de político cosmético? ¡Qué pena que con
su reconocido prestigio no lo hiciera a su debido tiempo! Otro gallo cantaría.
Salvo que todo, absolutamente todo, forme parte de la burda operación de
maquillaje público para distorsionar, tras la máscara del más burdo cinismo, la
verdadera cara impresentable del nacionalismo independentista con sus múltiples
facetas, en las que obviamente cobra gran importancia la cosmética a la que se
refiere Durán.
En definitiva, Durán se va de CiU
sin aclarar los motivos de su dimisión, salvo esa referencia difusa de no
querer ser un “político cosmético”, pero al quedarse como líder de UDC, salvo
que pronto mueva ficha, no le importa que su partido siga siendo un partido
cosmético que, en esta ocasión, designa como sucesor de Durán en CiU a
Espadaler, uno de los más proclives al independentismo en UDC, quien, tras
mostrar su agradecimiento por el nombramiento, ha garantizado el “statu quo” a
Mas, de cuyo gobierno forma parte, afirmando que “cambian algunos nombres y
algunas personas, lo que no cambia son los objetivos prioritarios de la
federación”. Nada cambia pues en el terreno político catalán. Es ridículo por
tanto que algunos, como Iceta desde el PSC, mantengan que Durán “gana margen de
libertad” para defender sus posiciones o que no es una buena noticia su
dimisión porque ha habido “puntos de coincidencia” sobre cómo solucionar el
encaje de Cataluña en España. Más acertado sería hablar del desencaje de Cataluña
en España y en Europa, que es de lo que se trata. Salvo que Iceta se refiera a
la coincidencia táctica de la ceremonia de la confusión que les impide proclamar
un “no” rotundo a la consulta ilegal y un “sí” contundente al sometimiento a la
legalidad democrática vigente, tanto en España como en Europa, que, al margen
de conversaciones y aspiraciones legítimas, exige como punto de partida y
esencial principio la inmediata desconvocatoria del referéndum ilegal sin
contrapartidas ni condiciones torticeras. Esa es la fundamental coincidencia
entre UDC y PSC, su indefinición como método para no llamar al pan, pan, y al
vino, vino, queriendo contentar a tirios y troyanos cuando no se trata de
contentar a nadie sino de apostar y ponerse del lado de la democracia o del
totalitarismo, de los cauces de la libertad democrática o de los de la
violencia.
Ante el desafío de la ANC, verdadero
líder de esta locura antidemocrática junto a ERC, advirtiendo a Mas antes de su
entrevista con Rajoy, de que no admitirá “terceras vías”, que tanto defienden o
dicen defender UDC y PSC, no caben medias tintas. La respuesta de cualquier
demócrata que se precie, al margen de su ideología política, debiera ser el
aislamiento y desenmascaramiento inmediato, de semejante locura totalitaria
que, desde una minoría, por importante que sea, pretende imponer su criterio a
todos los españoles, incluidos los catalanes. Ninguna vía, ningún respeto a la
ley; sí o sí, como sea, a la independencia. Es la única negociación si queremos
tener la fiesta en paz. Lástima que otros, errados en su estrategia política,
como demuestra su espectacular caída de apoyo electoral, sean arrastrados hacia
este abismo y se sientan incapaces de hacer frente a tamaña locura, colaborando
consciente o inconscientemente, directa o indirectamente al desarrollo de un
futuro irrespirable, rechazado por la inmensa mayoría no sólo de españoles,
sino de europeos, que sólo genera discordia, rechazo, enfrentamiento,
insolidaridad y, en definitiva, ruina y violencia con beneficio exclusivo paro
los visionarios de siempre. Cada vez queda menos tiempo para evitarlo. Y,
entretanto, andamos con cosméticos.
Fdo.
Jorge Cremades Sena
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