sábado, 25 de junio de 2016

BREXIT, MOTIVO DE REFLEXIÓN



                        El Brexit, inesperadamente, irrumpe en la campaña electoral española y se convierte en otro motivo más de reflexión en la jornada destinada a que los españoles meditemos sobre lo que vamos a decidir en las urnas. Si, de un lado, la salida de Reino Unido de la UE pone en jaque la unidad británica y el proyecto europeo, de otro lado, el 26-J pone en jaque la gobernabilidad de España y su credibilidad exterior. Si el populismo, en este caso de extrema derecha, rasga la UE y compromete la unidad del Reino Unido (Escocia e Irlanda del Norte, donde triunfa ampliamente el rechazo al Brexit, ya piden referéndums para salirse de Reino Unido y optar a seguir siendo europeos), el populismo, en este caso de extrema izquierda, rasgaría a España y comprometería su unidad si los partidos constitucionalistas no acuerdan conformar un gobierno que, en este caso, simplemente decida aplicar la ley evitando un referéndum ilegal en Cataluña (País Vasco y Galicia, esperan que los catalanes decidan quedarse o salir de España, tras una consulta popular, para seguir sus pasos, como si se tratara de un juego de niños, basándose en el inexistente “derecho a decidir” que defienden ultranacionalistas, independentistas, radicales de extrema izquierda y, por supuesto, la coalición comunista-populista Unidos Podemos). Si el Brexit ha triunfado con un 51´9% frente al 48´1%, el ilegal referéndum en Cataluña, según las encuestas, daría un resultado similar a favor o en contra, provocando una peligrosa división social en torno al 50% en la sociedad catalana, como sucede ahora con la sociedad británica, y un jaque mate al futuro proyecto de España, como ahora al futuro proyecto de la UE. Si, innecesariamente, la convocatoria irresponsable, aunque legal, de Cameron de tan nefasto referéndum, para afianzar su liderazgo en el Partido Conservador, siendo él partidario de permanecer en la UE, supone semejante caos al írsele de las manos, provocando obviamente hasta su propia dimisión y, de momento, el hundimiento de las Bolsas en todo el mundo (el Ibex pierde un 12´35%, la peor caída de su historia, con, nada menos que 67.189 millones de euros en una sola jornada), así como el desplome de la libra y la subida de las primas de riesgo, imaginen los destrozos que para España supondría un Gobierno irresponsable que, para afianzar su liderazgo, estuviera dispuesto a jugar con fuego y hacer experimentos irresponsables.
            El experimento de Cameron le ha salido rana y, definitivamente, además de todo el destrozo ocasionado, sólo ha servido para elevar la euforia de la ultraderecha europea, por lo que Merkel y Hollande reclaman una respuesta rápida a este nuevo desafío a la UE y, con toda razón, dice Blair, ex primer ministro británico, que “es una prueba de que la política insurgente puede tomar un país”. En efecto, los partidarios del Brexit han ganado con el planteamiento populista (da igual si es de extrema izquierda o derecha) de ofertar soluciones fáciles inexistente a problemas difíciles, señalando un culpable ajeno, en este caso la UE, a todos los males en vez de analizar la cruda realidad existente y hacer frente a ella con propuestas no siempre atractivas pero realistas y viables. Y ahora, nada más provocar el destrozo, a apechugar con el resultado (como sucediera en Grecia en su día), por lo que Junker advierte “que Londres actúe cuanto antes por mucho que duela” y Bruselas pide un “divorcio rápido” para frenar el contagio de los ultras en Francia y Holanda, pues, al fin y al cabo, como dice Schulz, presidente de la Eurocámara, “Reino Unido es quien ha bloqueado las soluciones en la UE” (no hay mal que por bien no venga) y conviene ahora, cuanto antes, que la UE, ahora sin el freno de Reino Unido, encare su época más oscura, desde que surgiera, tras la Segunda Guerra Mundial, precisamente para dar un giro copernicano al anterior periodo histórico en que los hipernacionalismos, los populismos y los radicalismos frentistas condujeron a la mayor tragedia europea.
            Así, finalizada la campaña electoral del 26-J, marcada al final por Europa, todos los partidos (aunque algunos con mayor fe que otros) apuestan por una mayor integración de la UE, y tanto PP, PSOE, como Ciudadanos cargan contra Unidos Podemos por sus ataques a la misma y, mientras Rajoy pide un voto de estabilidad, hasta el propio Felipe González, europeísta donde los haya, pide no apoyar a “estos irresponsables”, ya que, en medio de este desconcierto europeo causado por el Brexit, España se juega su propia estabilidad, teniendo que optar, según las encuestas, salvo que los votantes decidamos algo distinto, entre la continuidad de Rajoy, con sus luces y sombras, o una especie de frente populista liderado por Unidos Podemos que, entre otras propuestas demagógicas imposibles, apuesta por revisar la Unión Europea y apoya un referéndum en Cataluña.
Jorge Cremades Sena

lunes, 20 de junio de 2016

AUTENTICIDAD TOTALITARIA DE PODEMOS



                        Si hace un par de meses eran los periodistas y el mundo de la información quienes ponían el grito en el cielo porque Iglesias, en un acto en la Complutense, arremetía contra la prensa por “hablar mal de Podemos”, asegurando “les veo con cara de miedo por primera vez a los periodistas”, hoy son los jueces y fiscales quienes han de salir en defensa de su independencia frente a Podemos y critican a Monedero por reclamar un Gobierno que dirija el aparato judicial al asegurar literalmente en un mitin en Cartagena: “Os digo algo, en nuestras filas van muchos jueces, van guardias civiles porque están esperando un Gobierno que les dé la orden de detener a toda esta cuerda de corruptos; es lo que está esperando buena parte de la judicatura y de la Guardia Civil que está con nosotros”. Semejante afirmación de corte totalitaria ha sido calificada como “disparate” a través de los portavoces de la Asociación Profesional de la Magistratura, de Jueces para la Democracia y de la Unión Progresista de Fiscales, entendiendo que no respeta la separación de poderes (en este caso del Poder Ejecutivo y el Judicial), principio esencial del Estado de Derecho. Si en su día Iglesias, ante la oleada de críticas y el plantón de los periodistas por su ataque verbal a la prensa libre, consustancial asimismo con el Estado de Derecho, se vio obligado a rectificar, aunque sólo a medias, reconociendo al menos “nunca debí señalar a un periodista” (había intentado denigrar en dicho acto personalmente a uno de ellos, que le era molesto), pero sin desdecirse de su crítica general a la prensa, hoy Monedero, ante la contundente reacción de jueces y fiscales, se ve obligado también a matizar sus palabras en el sentido de que lo que quiso decir es que jueces y fiscales van en sus filas “porque quieren un gobierno que les deje hacer su trabajo con independencia”, rectificación contradictoria con lo que literalmente dijo: “un Gobierno que les dé la orden de detener…” ¿Es que Monedero no sabe expresarse?,  ¿Es un cínico incapaz de reconocer que tuvo un lapsus?, ¿Es que le traicionó el subconsciente?... Me temo que, salvo lo primero (sería impresentable que siendo profesor universitario no supiera expresarse con claridad), tuvo un lapsus al traicionarle el subconsciente por estar pensando en el auténtico modelo de Estado totalitario en el que cree y al que defiende.
                   Sencillamente Monedero e Iglesias apuestan por un modelo de Estado autoritario, consustancial con el comunismo marxista-leninista, en el que la separación de poderes ni existe, ni conviene que exista, para que el Ejecutivo pueda actuar sin contrapesos, incluido el de la prensa libre, e imponer así su suprema verdad, elevada a dogma de fe, al conjunto de la ciudadanía, que, cada vez menos libre, ha de ser rescatada de la miseria por los salvadores de la patria a costa de arrancarles de cuajo la libertad, cualidad consustancial al ser humano. Sencillamente Monedero e Iglesias rectifican y matizan sus propuestas cuando la reacción libre de la ciudadanía les hace entender que aún no se dan las condiciones objetivas para tomar el cielo por asalto y que, por tanto, les conviene más, por razones tácticas y estrategias, que no por convencimiento, mantenerse en los postulados razonables del sistema democrático, que pretenden destruir, hasta alcanzar el poder y, desde él, tener mucho más fácil imponer su modelo de estado. Sencillamente Monedero e Iglesias simplemente hacen gala de la autenticidad totalitaria de Podemos y, como cofundadores e inspiradores del movimiento, hoy ampliado con la apreciable aportación de IU, de vez en cuando se quitan la careta amable democrática para exhibir su verdadero rostro desagradable autoritario, aunque tengan que maquillarlo inmediatamente (el comunismo marxista leninista no vende) para venderlo como populismos transversales e incluso como socialdemocracia, que es mucho más rentable.
                   Por tanto, el discurso de Monedero, que, como dice el portavoz de Jueces para la Democracia, “desconoce la separación de poderes y los principios básicos del Estado de Derecho”, no es un “disparate”, como afirma dicho portavoz, es simplemente una propuesta electoral disparatada para cualquier demócrata, pero que encaja perfectamente en cualquier programa de un partido totalitario. El disparate es que en una sociedad libre y democrática, como la española, semejantes planteamientos antidemocráticos trasnochados no sean despreciados por la inmensa mayoría de la ciudadanía y prosperen camuflados entre buena parte del electorado, sin entender que sin libertad es imposible construir ningún paraíso prometido, sino, como demuestra la Historia, verdaderos infiernos de los que es difícil salir. Este es el verdadero disparate, pues los líderes radicales comunistas, están en su perfecto derecho, aunque sea de vez en cuando, de proclamar la autenticidad totalitaria de su movimiento, lo que, como dice el portavoz de Unión Progresista de Fiscales, hasta “sería gracioso si no fuera porque hay una expectativa de Gobierno”. Esta es la tragedia y el disparate.
                                   Fdo. Jorge Cremades Sena