Sin
lugar a dudas es una buena noticia que Mariano Rajoy y Pedro Sánchez hayan dado
apariencia de normalidad a lo que en democracia es normal, como son los
encuentros entre el Jefe de Gobierno y el líder de la oposición para tratar,
especialmente, asuntos de Estado, que trascienden la dimensión ideológica
partidaria y afectan a todos los ciudadanos. Y es buena noticia que lo hayan
hecho en un distendido ambiente de cordialidad, tomándose el tiempo necesario y
el sosiego suficiente para buscar puntos de encuentro imprescindibles, dejando
atrás, ¡ojalá que para siempre!, la crispación y el evidente desencuentro de su
anterior reunión, la del “no es no” del líder socialista, erróneo planteamiento
que ningún líder democrático debiera utilizar jamás con rotundidad ya que,
precisamente si se trata de asuntos de Estado esenciales para la salud
democrática del mismo, la mayor discrepancia debiera ser, como mucho, un “sí
pero”….aunque lo deseable en estos casos sea siempre un sí rotundo. Y, como era
de esperar, en el presente encuentro, que duró casi dos horas y media frente al
anterior que apenas llegó a veinte minutos, tomó gran protagonismo el mayor
problema que tiene el Estado, que es, sin duda alguna, el esperpéntico
referéndum ilegal totalitario que, sí o sí y cueste lo que cueste, pretende
convocar el Govern de la Generalitat de Catalunya, asunto que, como ya había
anunciado Sánchez, se zanja con el rechazo al mismo por parte del PSOE,
alineándose obviamente con el Gobierno de Rajoy, con el PP, con Ciudadanos y
con cualquier otro partido esencialmente democrático. Sí pues a garantizar al
Presidente del Gobierno, como era de esperar, que “siempre va a tener el apoyo
del PSOE en la defensa de la legalidad y la Constitución”. ¡Faltaría más! Es lo
que espera cualquier demócrata ante el grotesco intento de un golpe de mano
totalitario, que ambos interlocutores califican de “inaceptable”, por lo que,
de entrada, es tranquilizador el “sí” rotundo de Sánchez a apoyar la unidad de
España y respaldar las medidas que tome el Gobierno para que se cumpla la ley y
se impidan “iniciativas unilaterales rupturistas”.
Sin
embargo, dicho lo anterior, es preocupante que ese “sí rotundo” a la legalidad
para impedir la ilegal consulta, se quede en un “sí, pero…”, que puede dar un
cierto aliento a los defensores del ilegal “procés” catalanista, tras ser
matizado con posteriores declaraciones, tanto de Margarita Robles como de Pedro
Sánchez, en el sentido de que el PSOE, si llega el caso, no respaldará la
aplicación del artículo 155 de la Constitución, para suspender total o
parcialmente la autonomía catalana, cuando ni siquiera lo puso Rajoy sobre la
mesa durante el encuentro con el líder socialista. Desafortunadas declaraciones
por innecesarias, inoportunas y, sobre todo, por contradictorias con la defensa
de la legalidad constitucional, que generan dudas y recuerdan aquel
incongruente e inexplicable “no es no” (a favorecer la investidura de Rajoy, a
nuevas elecciones y a gobernar con apoyos independentistas), contradictorio con
la defensa de la gobernabilidad, que acabó como acabó. Un “sí pero” que
significa yo te respaldo rotundamente en la lucha contra el secesionismo
totalitario pero soy reticente a que apliques todos los mecanismos
constitucionales que tienes para hacerlo. ¿Alguien lo entiende? Y, si no es
así, quien lo plantea debiera explicar nítidamente a los ciudadanos por qué si
llega el caso no se ha de aplicar semejante medida y sí otras como, por
ejemplo, la Ley de Seguridad Nacional. Cabe preguntarse, ¿y si no fuera
suficiente con ello, se dejaría a los gobernantes independentistas proseguir su
ilegal camino? En fin, un “sí pero” insuficiente que genera sombras de duda
innecesarias.
Pero además es que este “nuevo PSOE”
de Sánchez, pide “mesura” y “proporcionalidad” en la respuesta del Gobierno a
los independentistas, tanto en sus acciones como en sus “declaraciones”, ya
que, según Robles, algunas de ellas “se pueden entender como una provocación”,
y exige a Rajoy “vías de diálogo” con los secesionistas al entender que no ha
dado los “pasos necesarios” para entenderse con los independentistas y, que, en
caso contrario, será el PSOE quien plantearía “iniciativas legislativas”,
concluyendo que “los problemas en política no se solucionan acudiendo a los
tribunales” cuando son cuestiones “netamente políticas” y “hay muchas vías
jurídicas y políticas para abordar esta cuestión”. Es decir, “mesura” y
“proporcionalidad” ante la desmesura y desproporcionalidad de los gobernantes
independentistas y no provocarles respondiendo contundentemente a sus
reiteradas provocaciones intolerables, cuando la mayor mesura y
proporcionalidad es sencillamente la aplicación de la Ley; “vías de diálogo” y
“pasos necesarios” con quienes no quieren dialogar salvo para independizar
Cataluña como sea, cuando inútilmente se ha ofertado dialogar a condición de
hacerlo en el marco de la legalidad; “iniciativas legislativas” socialistas
para resolver el asunto, que no ponen encima de la mesa… Es cierto que los
problemas políticos no se solucionan sólo con los tribunales, por ello sólo se
lleva a quienes, como es el caso, desde las propias instituciones democráticas
se saltan la legalidad vigente para independizar Cataluña y no a quienes la
reivindican. ¿Acaso la aplicación de la ley no es en democracia la esencial
“medida política” para el mantenimiento del Estado de Derecho? ¿No es el
requisito previo y el marco para el resto de diálogos políticos? Por ello, no
es suficiente el “sí pero” de este “nuevo PSOE” que, como Ciudadanos, por
ejemplo, debiera apostar por un “sí rotundo” y sin reticencias.
Fdo. Jorge Cremades Sena
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