Leo
“La Generalitat estudia modificar los Moros y Cristianos para ´no violentar´ al
pueblo musulmán” y me quedo atónito, pues pensaba que, de alguna forma, ya
habíamos superado aquellas abundantes ocurrencias y despropósitos de la época
de ZP cuando, por ejemplo, se eliminaba de los libros de texto la famosa frase
“no llores como una mujer lo que no defendiste como hombre” que la sultana Aixa
dijo a su joven hijo Boabdil tras perder Granada. La justificación de tan sabia
medida, que es una frase “machista”; por tanto, la borramos de la Historia y
todos contentos. Ahora la justificación por parte de la Generalitat Valenciana
para modificar la tradicional fiesta de Moros y Cristianos, tan arraigada en
tantos pueblos de la Comunidad Valenciana, es, según Puig, “no violentar” al
pueblo musulmán (supongo que al que convive en nuestro país) “en la actual
situación histórica que vivimos”, considerando que “en aras de fomentar la
convivencia pacífica entre los cristianos y los musulmanes habría que cambiar
algunas partes de la fiesta”. En definitiva, habría que “edulcorar” la batalla
final de la Reconquista para que el triunfo cristiano “no se evidencie como la
supremacía de un pueblo sobre otro”. Es más, el President valenciano apunta
también que convendría cambiar la denominación de “moros” por “musulmanes” o
“mahometanos”, pues circunscribir el colectivo a los procedentes del Norte de
África resulta “reduccionista” y de lo que se trata es de adoptar gestos que
“visualicen nuestra voluntad de integrar de forma plena y definitiva a quienes
ya forman en número una parte muy importante de nuestra región”. Y, por si no
fuera suficiente, Mónica Oltra, la que realmente manda en la Generalitat,
explica que “todos entendemos que se trata de una tradición histórica muy
arraigada, pero hay determinados actos…que escenifican actos violentos
protagonizados por los moros y que deberían desaparecer para no promover la
islamofobia”. Finalmente, para rematar el asunto, el Consell anuncia que a
partir de ahora cualquier ágape de actos oficiales no incluirá jamón ni
cualquier otro producto que contenga cerdo con el fin de que “cualquier persona
pueda participar del mismo sin problema alguno”. No extraña que la Federación
Alicantina de Moros y Cristianos haya tachado el asunto de “mamarrachada
absoluta” que “atenta contra nuestra idiosincrasia festera y nuestras
costumbres”.
Ahora
resulta que unas fiestas, que conmemoran las batallas que se libraron durante
la Reconquista, violentan a los actuales musulmanes que han decidido vivir
libremente en España y que para tener con ellos la fiesta en paz (nunca mejor
dicho) lo que hay que hacer es cambiarlas o incluso eliminarlas como piden
algunos, cuando lo procedente y sensato sería convencer a todos de que
sencillamente se trata de una fiesta, obviamente basada en hechos históricos y,
por tanto, nada ofensiva para las actuales generaciones. Entender que dichas
fiestas promueven la islamofobia es sencillamente de psiquiatra, tergiversar los
hechos históricos que se conmemoran como si no hubiera habido vencedores y
vencidos una estupidez cateta, y cambiar las denominaciones para evitar el
reduccionismo, como si de un tratado histórico riguroso se tratara, es
simplemente absurdo. La Historia de cada país es la que es y sus tradiciones,
casi siempre derivadas de ella, también. Todo ello, obviamente, circunscrito a
un tiempo y un contexto determinado. No entenderlo así, como hace Puig, es una
aberración y desfigurarla conscientemente por cualquier motivo una barbaridad
absoluta. La Reconquista fue lo que fue, un largo proceso histórico, no siempre
bélico (a veces convivieron cristianos, musulmanes y judíos en paz, entendiendo
la paz con los patrones de entonces), por el que los cristianos expulsan a los
musulmanes, quienes previamente habían invadido al Reino Visigodo, también
cristiano y así sucesivamente hasta el Neolítico. Sólo a los descerebrados se
les puede ocurrir agravios comparativos o reivindicar territorios, como Al
Ándalus (el territorio ocupado por los musulmanes) ya que por esa regla de tres
igual derecho tendrían visigodos, romanos, fenicios, cartagineses, griegos….y
todos aquellos civilizaciones que fueron sometidos en su momento por otros
pueblos. Y de aquellos hechos nacen tradiciones que perviven actualmente, sin
que ello suponga ofensa alguna a nadie.
Y
para colmo, el asunto de los ágapes oficiales sin jamón, carne de cerdo o sus
derivados para que todos los invitados participen sin problema alguno. Supongo
que también sin vino o bebidas alcohólicas. Es evidente que la Generalitat, en
un acto de comprensión infinita, opta para que los problemas los tengan los
españoles no musulmanes, que somos la inmensa mayoría. Y en nuestro país.
Esperemos que, al menos, por razones de reciprocidad, exigirá el mismo trato
para los españoles que residan en países musulmanes o los visiten, lo
contrario, como sucede ahora, sería extremadamente injusto. Tengo la certeza de
que la inmensa mayoría de la comunidad musulmana en España así lo ve. Sólo una
minoría y el Consell ve lo contrario.
Fdo. Jorge
Cremades Sena
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