Aunque
se rumoreaba y, ya se sabe, “cuando el río suena, agua lleva”, Patxi López es
el primero en lanzar su candidatura a la Secretaría General del PSOE,
seguramente por aquello de que “quien da primero, da dos veces” y,
curiosamente, sin que nadie le pida explicaciones avala su decisión diciendo
que no va a “participar en un apaño” y que llegará “hasta el final”, que se ve
el único candidato “capaz de tender puentes con todos”, que “la abstención en
la investidura fue un error”, que se presenta “para defender un proyecto y no
para luchar contra nadie”, que le gustaría “sumar a Pedro Sánchez” en su “proyecto”,
que “no son tiempos de cálculos de poder sino de hacer propuestas claras a los
militantes”, que su “prioridad” será recuperar la unidad entendida no como
“uniformidad” sino desde “la lealtad, el compañerismo y la fraternidad”, y que no
siente haber traicionado a Sánchez ya que siempre ha sido leal a su “secretario
general, a todos” y ahora lo es al
proyecto en el que cree de “una izquierda exigente”, es decir, al proyecto de
Pedro Sánchez. Bonitas palabras que cualquier candidato, limpio de polvo y
paja, podría asumir como propias, pero que, lamentablemente, en boca de Patxi
López, dada su trayectoria, no sólo suenan a deslealtad, engaño y traición
hacia Pedro Sánchez y la camarilla que, como él mismo, le animaron en su
errática trayectoria, sino que además suponen un fraude a los militantes que,
adoctrinados por ellos, se erigieron en baluarte inexpugnable del absurdo “no
es no”, la absurda “izquierda exigente” e inútil de que habla López, que les
conducía hacia el abismo, la inoperancia y la irresponsabilidad más absoluta.
Un
fraude a las bases, que, animadas por el “sanchismo” defendido por Patxi López,
confiaron, erradas o no, en la promesa de que lo ideal para el PSOE y para
España era llevar “hasta el final” y con todas las consecuencias el “no es no”
a la investidura de Rajoy e incluso a dialogar con la derecha, para que muchos
cuadros, entre ellos Patxi, abandonaran el barco absteniéndose frente a unos
pocos que se mantuvieran fieles al ex secretario general, quien, animado por
los suyos, entre ellos López, renunciaba al escaño para no desobedecer las
directrices oficiales y mantener legitimidad plena para presentarse después
como candidato a la Secretaría General con su proyecto. Pero ahora, ¡oh
sorpresa!, antes de que Sánchez confirme públicamente su candidatura y tras ser
abandonado por sus propios cuadros territoriales, que no por las bases, aparece
Patxi López y, tras hablarlo con ellos, que no con las bases, se le anticipa
pretendiendo liderar el proyecto sanchista y, sin reparo alguno, publica que
fue un error abstenerse (aunque él se abstuvo), que lo acertado era desobedecer
al Comité Federal (aunque él lo obedeció) y que invita a Sánchez a que le apoye
en su candidatura, cuando lo razonable sería que él apoyara a Sánchez de nuevo
o se sumara a las tesis oficialistas definitivamente. ¿Quién cree ahora que
llegará “hasta el final” y no se trata de un “apaño” para minar las opciones
del sanchismo en las primarias? ¿Por qué él sí como líder, y Sánchez no, del
proyecto pedrista frente al tradicional modelo socialista que, supuestamente,
defiende Susana Díaz? No en vano la palabra “traición” se oye cada vez más en
el ambiente.
Un
fraude en toda regla ya que, tras la manifiesta ruptura del PSOE en dos modelos
antagónicos, tanto ideológicos como organizativos, puesta de manifiesto de
forma abrupta públicamente, sólo cabe despejar, sin paños calientes y con todas
las consecuencias, cuál de los dos modelos es mayoritario entre la militancia
socialista, pues, ya no se trata sólo, aunque también, como en ocasiones
anteriores, de la indecente y tradicional lucha por el poder personal entre las
diversas “familias”, que tanto daño ha hecho al PSOE, sino de algo mucho más
grave y trascendental como es decidir si el modelo de partido socialista futuro
seguirá siendo homologable con la socialdemocracia europea o con los modelos
populistas de izquierda emergentes en Europa, por lo que no cabe esa “tercera
vía” que oferta Patxi López y, si cupiera, difícilmente podría ser pivotada por
alguien que tanto se ha decantado y tan fervientemente ha apostado por uno de
los dos modelos antagónicos en litigio, lo que le inhabilita como elemento de
concordia. Con razón Pedro Sánchez, al conocer la decisión de su ex
colaborador, manifiesta que, frente a las supuestas candidaturas de Susana y de
él mismo, “no tiene sentido que haya tres candidaturas”, pues son dos modelos
los que están en juego y cada uno de ellos ya tiene a sus respectivos líderes…
Un tercero huele inevitablemente a fraude, bien para que nada cambie, bien para
favorecer en definitiva de forma desleal a cualquiera de los dos verdaderos
contendientes.
Fdo.
Jorge Cremades Sena