martes, 8 de marzo de 2016

IRREALISMO Y REALIDAD



                        Es tal el empeño de los líderes políticos en promover un irresponsable irrealismo demagógico para distorsionar una realidad indiscutible, que, para no estar en la inopia, conviene repasar con hechos concretos, sin interpretaciones subjetivas, tanto el resultado electoral del 20-D como el proceso posterior hasta llegar a la fracasada investidura de Sánchez que nos deja en el punto de partida, pero en una realidad virtual, dibujada conscientemente por nuestros principales candidatos a la Presidencia del Gobierno, que nada tiene que ver ya con la realidad inicial surgida de las urnas. Si queremos tener cierta garantía de decidir con conocimiento de causa, en caso de nuevas elecciones, debemos situarnos en el 21-D, pues, desde entonces, han sido tantas las verdades a medias y las mentiras, las interpretaciones sesgadas de los resultados y las especulaciones sobre combinaciones para la gobernabilidad, las descalificaciones personales y los vetos, las incoherencias argumentales y los juicios de intenciones, los insultos y las salidas de tono, que, a poco que nos descuidemos, ni siquiera sabremos quién ganó las elecciones, quién debiera gobernar, quién actúa honestamente, qué mandato concreto dio el pueblo en las urnas…. y tantas otras cuestiones básicas que, de no tenerse en cuenta de cara a nuevas elecciones nos abocarían de nuevo a este callejón sin salida en el que nuestros honorables políticos nos han metido, interpretando a su antojo de forma interesada lo que cada español pedía en el momento de emitir su voto, cuando lo cierto es que cada voto opta por que gobierne la opción elegida, sobre todo si en campaña no se les dijo el caprichoso destino postelectoral que le daría su líder en caso de no obtener la mayoría suficiente. De entrada, habrá que entender que, si quien gana unas elecciones es el partido más votado, es indiscutible que las ganó el PP con 123 escaños y que, en principio, debiera ser quien gobernara. Pero el irrealismo imperante ha camuflado dicha realidad de tal forma que parece que las ganó el PSOE con 90 escaños, pues Sánchez exhibe 130 diputados, añadiendo a los suyos los 40 de Ciudadanos que, por arte de magia, que no por decisión de los votantes, le ha regalado de forma incomprensible Rivera.
            Los resultados electorales, son los que son: PP y PSOE, los más votados, aunque con diferencia considerable en votos y escaños, seguidos por Podemos y Ciudadanos; ninguno de ellos con mayoría suficiente, ni de dos en dos (salvo acuerdo PP-PSOE) para poder gobernar; PP y PSOE, preñados de casos de corrupción que se dilucidan en los tribunales; además de estos cuatro partidos y a distancia abismal, una devaluada IU y un variopinto conjunto de partidos radicales, nacionalistas o independentistas antidemocráticos de ámbito territorial. Es la tozuda realidad política en un país cuyo principal problema existencial es la amenaza de ruptura territorial del Estado, seguido del paro y de la salida definitiva de la crisis económica en sintonía con los postulados de la UE a la que pertenece. Prioridades indiscutibles, pues sin ellas todo lo demás queda como agua de borrajas. Pero seguimos sin gobierno, mientras unos y otros se acusan de ser los culpables. Entre todos la mataron y ella sólo se murió.
Lo cierto es que Rajoy, candidato más votado, convoca sin excepción al resto de candidatos y propone un gobierno de gran coalición para afrontar los retos que España tiene planteados. Sánchez se niega incluso a hablar y veta a Rajoy y al PP, principal razón, la corrupción; Iglesias le dice no y Rivera ve razonable que gobierne y le ofrece su abstención en la supuesta investidura. Pero, ante el veto de Sánchez, Rajoy plantea al Rey que no tiene apoyos suficientes para ser investido y el Rey pasa el testigo a Sánchez, quien, como Rajoy, no cuenta con mayoría y, a la desesperada, negocia con Iglesias y Rivera un acuerdo imposible ya que éstos se declaran incompatibles y se vetan entre sí. Finalmente Sánchez se decanta por Rivera, pacta un acuerdo y con 130 votos se presenta a la investidura, que fracasa en primera y segunda votación, pero el pacto PSOE-Ciudadanos se mantiene y ahora quieren negociar como si fuera un sólo partido con 130 escaños. Rajoy ahora retoma la iniciativa y les convoca sin vetos, vengan juntos o separados, mientras Iglesias veta que comparezcan juntos…. Es la realidad, grosso modo, del proceso y que, cada quien juzgue la actuación de cada uno de los protagonistas. Valga como ejemplo el último juicio de Iglesias en televisión que al preguntarle qué haría si ahora le propusiera el Rey la investidura, contesta que le diría que no cuenta con mayoría suficiente; sin embargo, al recordarle que es lo que hizo Rajoy, contesta que en absoluto ya que Rajoy ganó las elecciones y él no. En esta realidad virtual Rajoy sería un cobarde por no afrontar una fracasada investidura, Sánchez un valiente por hacer lo contrario e Iglesias un honesto por decirle al Rey la verdad. Y así el resto de argumentos.
                                   Fdo. Jorge Cremades Sena
                                   D.N.I. 25.891.970-L
                                   Maestro jubilado.
                                   Diputado en Cortes Generales por Alicante (1982-1996).
                                   Alicante, marzo de 2016

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