A
muy poco tiempo de que los independentistas catalanes, con el apoyo protagónico
del President de la Generalitat (flagrante traición siendo el máximo
responsable del Estado Español en Cataluña), pretendan convertir unas simples
elecciones autonómicas, para elegir nuevo Gobierno catalán, en un plebiscito,
ilegal en democracia, que justifique de forma torticera su totalitario proyecto
de usurpar la soberanía a los españoles para romper unilateralmente la
integridad territorial del Estado Español, constitucionalmente decidida por
todos los españoles, incluidos los catalanes, surgen, aunque algo tarde, voces
discrepantes a diestro y siniestro advirtiendo de las consecuencias en todos
los aspectos que esta especie de encubierto “golpe de Estado” civil (al margen
de cualquier legalidad democrática) supondría, especialmente para Cataluña.
Mientras tanto Artur Mas, ante dichas voces cualificadas, se alza con su
habitual demagogia, sin argumento razonable alguno, para calificarlas de
“indecentes e irresponsables” y de que sólo buscan sembrar “el miedo”. Como
cualquier iluminado que se considera en posesión de la verdad absoluta, Mas
descalifica así, entre otros, a los cinco mandatarios más poderosos del mundo
(Obama: “el mundo necesita una España fuerte y unida”; Merkel: “hay que respetar la legalidad internacional”;
Cameron: “quien se separa del Estado ya no es parte de la UE”; Hollande:
“deseamos una España fuerte y unida como ahora”; y Juncker: “Europa no acepta
una Cataluña independiente”), al propio Gobierno español (Montoro: “Cataluña está en bono basura ¿quién la va a financiar si
se independiza?”; Catalá: “El Gobierno tomará todas las medidas necesarias si
Mas se salta la Ley”), a las instituciones nacionales y europeas (Seguridad
Social: “La independencia dejaría en el aire el pago de las pensiones” y
acarrearía “un incremento brutal de cotizaciones o un recorte inmediato de
prestaciones”; Banco de España: la secesión puede llevar al “corralito”;
Comisión Europea: “si parte de un Estado miembro deviene independiente deja de
ser parte de la UE, pasa a ser un tercer Estado, y los tratados europeos dejan
de serle de aplicación. Lo viene expresando la CE ya desde 2004” y máxime si se
debiera a una ilegalidad pues las CCAA carecen de capacidad legal para tomar
una decisión “contraria a la Constitución”), a la Banca (rotundo comunicado suscrito por las principales entidades,
entre ellas Caixabank, BBVA, Santander y Sabadell, avisando de los riesgos que
conllevaría para el sector financiero y exigiendo ”preservar el orden
constitucional”), a los empresarios (“nos jugamos el pan” dicen los pequeños
empresarios, mientras el Círculo de empresarios se suma a las advertencias
sobre el proceso soberanista), y, en definitiva, a todo bicho viviente. El
President eleva su palabra a dogma de fe para que los catalanes respalden su quimera;
España, Europa y el Mundo se equivocan pues, como en los mejores momentos del
dictador Franco, el único que está en lo cierto es él y sus ciegos seguidores.
Lo trágico de esta situación es que,
según encuestas, buena parte de los catalanes apoyan semejante farsa,
presagiando por tanto un incierto futuro, pues, como bien dice Arrimadas, la
candidata a la Generalitat por Ciudadanos, “este es el resultado de años de
trabajo de la Generalitat con dinero público”, siendo cierto que, durante todo
ese tiempo la demagogia independentista auspiciada y alentada desde el Gobierno
catalán, sin que nadie salga al paso, se ha dedicado a acusar a España
cínicamente de todos los males de Cataluña, a saltarse la legalidad vigente
cuando le ha convenido, a insultar y despreciar símbolos del Estado
impunemente, a prostituir la Historia de España incluida Cataluña, a impartir
Educación anti-españolista, a enarbolar banderas y consignas
anticonstitucionales…. e incluso hasta acusar a España de ladrona de Cataluña
cuando los ladrones y presuntos malversadores estaban en los aledaños de la
Generalitat. Y todo ello, toda esta permisividad antidemocrática desde el
Estado, a cambio de un puñado de votos cuando se necesitaban en Madrid, al
margen de cualquier ideología gobernante, o creyendo ingenuamente que con ello
se satisfarían las insaciables apetencias de los nacionalistas e
independentistas, cuyo objetivo final es independizar como sea su territorio,
considerando la democracia como simple estrategia, que no como finalidad, y
aprovechando por tanto la debilidad del Estado al que pertenecen para mostrar
su verdadero rostro con toda crudeza. Basta echar un vistazo a la Historia
General para comprobarlo.
Y lo absurdo es que a estas alturas de
la tragedia haya todavía quienes consideren que el camino es seguir mostrándose
permisivos con el independentismo, que hay que seguir negociando cuando tras el
órdago totalitario de Mas, que nadie se tomaba totalmente en serio, ya no cabe
negociación que valga, dejando bien claro que si el Estado no se sienta a
negociar la independencia Cataluña no pagaría la deuda. Es la última guinda de
su esperpento. Por tanto los demócratas, aunque tarde, tenemos sólo la opción
de ponernos a favor de la democracia y la legalidad vigente, para cumplirla con
todas las consecuencias… pues más vale tarde que nunca.
Fdo.
Jorge Cremades Sena
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