Demasiado
pronto, para sus propios intereses, se ha quitado la careta la nueva casta
podemita, que en muchos aspectos negativos ya supera con creces a la vieja
casta de los partidos tradicionales, especialmente en cinismo, incoherencia,
demagogia y contradicciones, mientras afloran “in crescendo” sus incipientes
conductas impresentables, cuando no fechorías que rayan lo delictivo. En tiempo
record, desde que han tocado algo de poder real (imaginen si llegan a tocar más),
gracias en buena parte a la absurda e incomprensible colaboración del PSOE, los
hechos demuestran que su objetivo no es erradicar de la democracia española,
que ellos llaman régimen, ni nepotismos, ni enchufes, ni contratos laborales
irregulares, ni fraudes a Hacienda, ni apropiaciones indebidas, ni
incumplimientos de contratos, ni incompatibilidades, ni machismos, ni
violencias, ni tantas otras conductas reprobables y poco éticas, cuando no
delictivas. Seguramente no entendimos bien su mensaje y, por lo visto, el
objetivo no era borrar estos indecentes comportamientos de la práctica
política, sino arrebatárselos a la vieja casta para que la nueva casta, es
decir, la de ellos mismos, se los apropiara o, al menos, los compartiera con
ella, con la agravante incluso, como si fuéramos idiotas, de añadirle la
desfachatez de justificar los suyos e incluso aplaudirlos, cuando la vieja
casta, al menos, si la pillan in fraganti, no es tan osada y simplemente suele
hacer mutis por el foro y, a lo sumo, recurre a la socorrida presunción de
inocencia (sólo aceptable en el terreno judicial) para eludir las
responsabilidades políticas susceptibles de una manifiesta presunción de
indecencia, pero sin vanagloriarse por ello ni intentar justificarlo. Ahora ya
vamos entendiendo la famosa toma del cielo por asalto para que el miedo
cambiara de bando; si por ahora el primer miedo es a la corrupción, nos queda
bien claro, si no cambió de bando está en transición.
En efecto, si tras el
frenazo del 26-J el objetivo de Unidos Podemos era pasar lo más desapercibido
posible, ajenos a las negociaciones sobre la gobernabilidad, que parece no ir
con ellos, diversos escándalos surgidos en sus filas les han obligado a salir
de las madrigueras, pero, insólitamente, para justificarlos cínicamente, como
si los españoles fuéramos idiotas. Ahora resulta que los escandalosos enchufes
de primos, sobrinos, amigos, parejas y ex parejas, que sólo entre Barcelona y
Madrid se pueden contar hasta doce, no obedecen a favoritismos digitalizados
intolerables, sino a méritos personales de los enchufados por su elevada
cualificación. Ahora resulta que las adjudicaciones arbitrarias de viviendas y
de un cortijo a los hermanos de Cañamero es culpa de la Junta de Andalucía, que
las autorizó, y que acusarle a él, que lo decidió, son “barbaridades”
enmarcadas en la “caza y captura” contra los 71 diputados de Unidos Podemos
pues “a la burguesía le molesta que a esta casa llegue gente cercana al pueblo”
(los anteriores parlamentarios o los no pertenecientes a Unidos Podemos, son,
por lo visto, extraterrestres), mientras, insólitamente, defiende a su amigo
Bódalo, encarcelado por violencia, y mete en rueda de prensa a amigos no periodistas,
para que, pasando como tales, le hagan preguntas sobre sus altruistas
actividades sindicales, dificultando así las de su presunta corrupción. Ahora
resulta que la culpa de que Echenique tenga un asistente de forma irregular,
sin contrato laboral y sin cotizar a la Seguridad Social, es del actual sistema
capitalista indecente, por lo que, según Iglesias, Echenique incluso debe ser
“un referente moral” (si lo hace cualquier otro, que no sea podemita, es una
indecente explotación de los trabajadores). Ahora resulta que la suspensión de
Monedero de empleo y sueldo por parte de la Complutense por no atenerse a los
compromisos contractuales establecidos y a la normativa vigente la zanja
Iglesias con un “no me cabe la menor duda de que Juan Carlos Monedero cumplirá
con sus obligaciones”, mientras el susodicho arremete contra el rector “por
revelación de secretos”. Ahora resulta que la inhabilitación de Errejón por la
Universidad de Málaga a causa de su “doble fraude” carece, según Podemos, de
importancia alguna ni reproche político social. Y así sucesivamente en otros
casos menos llamativos.
Además, a lo anterior,
se añaden numerosos episodios machistas y de violencia verbal, indecentes e
intolerables en boca de cualquier dirigente político, que han culminado con la
expulsión de cuatro militantes podemitas en Madrid tras la denuncia de sus
acosadas compañeras. Atrás quedan, entre muchas otras, afirmaciones del líder
supremo, Iglesias, la frase “le voy a romper la boca, vais a ver a un macho
alfa cuando acosan a alguien de su grupo” o la de autoproclamado “macho alfa” a
Mariló Montero “la azotaría hasta que sangre” o la de que Andrea Levy “se calienta”
con un diputado podemita, por lo que “ofrece” su despacho en el Congreso para
que “ambos se conozcan mejor”. Y atrás queda, lamentablemente, el cómplice
silencio de asociaciones feministas, que hubieran puesto el grito en el cielo,
y con razón, si tales comportamientos procedieran de líderes políticos de la
vieja casta. Así es la nueva casta podemita y así son sus sumisos seguidores.
Fdo. Jorge
Cremades Sena
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