Hace
unos días la internacionalmente conocida Montserrat Caballé, al preguntarle por
las andanzas y asuntos del ex Molt Honorable President de Catalunya, Jordi
Pujol, contestó tajante que “Hasta los santos se han equivocado”, lo que genera
cierta confusión al no saber si lo que quiere decir la catalana es que Pujol es
un santo y como tal se equivoca; que, siendo un demonio, cómo no va a
equivocarse si lo hacen los santos; o que, como cualquier mortal, es
susceptible de equivocarse. Pero, dejando al margen la consideración personal
que Caballé tenga del personaje en cuestión, en todo caso, lo que si queda
meridianamente claro e inequívoco es que ella considera como un simple error la
conducta del ex President. Una equivocación o error, sin más, por el que, junto
a su familia, está siendo investigado e imputado por la Justicia, pero que,
curiosamente, le ha proporcionado una descomunal fortuna, oculta a Hacienda en
paraísos fiscales y de dudosa procedencia. Asimismo, determinados tertulianos
televisivos, incluso muy conocidos, algunos incluso furibundos atacantes de
casos de corrupción ajenos, que no propios (me refiero a opciones políticas),
como, por ejemplo María Antonia Trujillo, Ministra con el Gobierno de ZP, ahora
califican también de “errores” las conductas, por ejemplo, de Tania Sánchez de
IU o de algunos dirigentes de Podemos, que todos conocemos. Errores que, por
supuesto, les han proporcionado, directamente o a sus familiares, determinadas
ventajas como adjudicaciones de pisos, ayudas y subvenciones públicas, sueldos
incumpliendo el contrato de trabajo, ocultación de ingresos, pagos y cobros en
B, empresas camufladas como asociaciones sin ánimo de lucro… tal como esgrimen,
incluso con la documentación pertinente, quienes consideran que se trata de
algo más que simples errores o irregularidades. Y cuando éstos tertulianos, más
bien pocos, que actúan al margen de santos o demonios preconcebidos, equiparan
estos “errores” con los sobradamente conocidos casos de corrupción en el seno
del PP o del PSOE (los del “y tú más”), los conversos se sacan argumentos
pintorescos, como el de Caballé, para que determinados personajes y sus
respectivas opciones políticas, salgan limpios del basurero como si se tratara
de ángeles tocados por la mano de Dios.
Por
lo tanto, basta seguir las diversas tertulias televisivas (las de un lado y las
del otro), para constatar esta perversa estrategia, que supera incluso la
anterior del “y tú más”, consistente en que, indiscutidas las malévolas intenciones
del PP contra los ciudadanos y las benévolas pero ineficaces del PSOE, ambos
partidos, como protagonistas del pernicioso bipartidismo, que tantas miserias
económicas y atentados sociales ha traído a esta España democrática
(anteriormente idílica), han de ser estigmatizados como los exclusivos
depositarios de la corrupción, dejando al margen de la misma al resto de
partidos. Desplazada así la estrategia del “y tú más” por la del “tú sí y yo
no”, si entre los autoproclamados baluartes de la pureza inmaculada aparece
algún caso similar al de los anteriores, se pasa al capítulo de errores, con lo
que, por ejemplo, forrarse con una empresa camuflada como asociación “sin ánimo
de lucro” puede ser terrorífico e intolerable para Urdangarín, que lo es, y
simplemente un error para Pablo Iglesias. Y si se insiste en que la figura
delictiva es idéntica en ambos casos, entonces se recurre a la antigua estrategia
del “y tú más” alegando que las cuantías camufladas por uno u otro son
incomparables. Obviamente, con estos argumentos, uno se queda estupefacto,
cuando algunos tertulianos de tercera generación, hasta defienden la supuesta
financiación ilegal de Podemos, frente a la del PP, por ejemplo, porque al ser
un partido tan joven aún no tiene financiación pública y, por tanto, está más
que justificada su financiación irregular.
Y
con estos planteamientos de moda, no es lo mismo que la concejal de Rivas Tania
Sánchez favorezca con su voto presencial a familiares directos, que si lo hace
cualquier otro concejal del PP o del PSOE; ni es lo mismo que los Pujol oculten
sus ingresos, teniendo que hacer declaraciones complementarias cuando les
pillan, a que lo haga el mismísimo Pablo Iglesias, olvidando que, además de su
sueldo como eurodiputado, ingresaba 2.000 euros al mes como presentador. Y así
podríamos seguir con otros tantos ejemplos por el estilo. ¿A quién no se le
olvidan 2.000 euros más de ingresos al mes? ¿a quién, toda una fortuna
patrimonial? Hombre, desde luego a la casi totalidad de trabajadores de este
país no se les puede olvidar ni una ni otra cifra, pues la inmensa mayoría de
ellos está muy por debajo de esas cuantías salariales y de ese nivel de riqueza.
Cabe pensar que semejantes olvidos o errores, sean exclusivos de la “casta”,
pero, teniendo en cuenta que entre los olvidadizos está Pablo Iglesias, que se
autoproclama como “anti casta”, tampoco es válida dicha conclusión. En fin,
mejor dejarlo como está, es decir, que sean errores o delitos según cada caso y
cada protagonista, pues, al final, como dice Caballé, si “hasta los santos se
han equivocado”, al existir demasiadas personas devotas de santos tan diversos
(los hay para todos los gustos), el dilema lo seguiremos teniendo sólo los
agnósticos, pues los creyentes lo tienen bien claro y en asuntos de fe utilizar
argumentos racionales no deja de ser un ejercicio vano.
Fdo.
Jorge Cremades Sena
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