martes, 13 de enero de 2015

AMENAZAS A GRECIA

                        Un simple artículo periodístico en el que se insinúa que el gobierno de Merkel considera “inevitable” una salida de Grecia de la eurozona, si el izquierdista Tsipras, tras ganar las elecciones, pone fin a las políticas reformistas e incumple los compromisos adquiridos, ha generado un terremoto político verbal de considerable magnitud en toda Europa. Desde el calificativo de “chantaje evidente para desestabilizar a Grecia” que le hace el líder izquierdista alemán Riexinger, hasta el de “amenazar a Grecia no lleva a ninguna parte” de la dirigente de Syriza Rena Dourou, pasando por el de “los que pretenden amenazar desde fuera sólo tienen un calificativo: enemigos de la democracia”, del líder de Podemos, Pablo Iglesias, se pretende instalar en la opinión pública el mantra sicológico de que Grecia está siendo amenazada severamente por los liberticidas europeos que gobiernan Europa desde hace décadas. Y eso que no ha habido confirmación oficial de la noticia por parte del gobierno alemán. Por tanto, teniendo en cuenta la habilidad de estos nuevos paladines de la libertad para manipular demagógicamente los conceptos, dotándolos de doble significado, según se apliquen a ellos o a sus contrincantes políticos, conviene aclarar el caos, intencionadamente provocado, al menos desde un punto de vista terminológico, aplicado al contexto político concreto que nos ocupa, pues, si como dice Iglesias, “no va a venir ningún alemán, ningún fondo de inversión, ningún banco extranjero a decirles a los españoles, a los griegos, a los portugueses o los irlandeses qué tenemos que votar” no es menos cierto que de lo que se trata no es de una amenaza, ni de una imposición sino, en todo caso, de una advertencia sobre las consecuencias que podría tener para los griegos un gobierno euroescéptico, al igual que ellos advierten de las consecuencias derivadas, según su criterio, de un gobierno de derechas al que incluso llegan a calificar como fascista. Y luego, obviamente, que cada cual vote lo que le venga en gana. ¡Faltaría más!
            Que en pleno debate electoral, ahora en Grecia, luego en España, los partidos concurrentes, adviertan a los ciudadanos de los peligros o consecuencias que, según el criterio de cada uno, se puedan derivar si los votantes optan por una determinada opción política u otra no supone amenaza alguna. Todos lo hacen. El mismo derecho tiene Merkel, por ejemplo, en advertir que Grecia puede incluso empeorar con un gobierno de Syriza, que Iglesias en advertir que si no gobierna su amigo Tsipras los griegos jamás levantarán cabeza por culpa de la Troika. ¿Por qué en un caso es amenazar y meter miedo y en el otro no? Amenazas por tanto, ninguna… o ambas. Y, en cuanto a miedos se refiere, curiosamente, es Iglesias quien habla de miedos y de que estos con él cambian de bando. Al final, por encima de estas demagogias, la gente sabe que no cumplir los compromisos internacionales adquiridos, que no afrontar las deudas y que otras cuestiones por el estilo, supone, como mínimo, que no te van a seguir prestando dinero para financiar tus proyectos. Y también sabe que, si no tienes dinero propio, como es el caso, es imposible subir las pensiones, adelantar la edad de jubilación, mejorar los servicios públicos y, en definitiva, practicar cualquier política expansiva. Esa es la realidad.
            Parece pues más honesto, en todo caso, si se trata de hablar de amenazas, que no es Grecia la amenazada, sino que desde allí son algunos quienes amenazan con el impago de la deuda (ahora reestructuración, para suavizar la amenaza), como hace Syriza (al igual que Podemos en España), lo que le puede costar a Berlín unos 76.000 millones (y a España unos 26.000, no lo olvidemos), siendo ambos socios de Grecia en la UE. ¿Quién amenaza a quién? Júzguenlo ustedes. ¿Quién mete miedo? Y, desde luego, es mucho más honesto, decirles a los griegos, como después a los españoles, que fuera de la UE, tal como está hoy el patio internacional, no hay solución; que sería peor el remedio que la enfermedad; que, con mayor o menor acierto, es en la UE donde hay que buscar las soluciones y que éstas no se buscan amenazando con no pagar lo que les debes a tus socios, ni imponiéndoles una quita, ya que, en ese caso, es cuando se corre el riesgo, sin precedentes, de quedar al margen de las políticas monetarias de la eurozona o simplemente de hacer saltar por los aires el chiringuito europeo. Y si es eso lo que se pretende, hay que decirlo con total claridad, no para que nadie diga a nadie lo que ha de votar, sino para que los votantes sepan perfectamente lo que está en juego.
Nadie dejará caer a Grecia, ni apostará porque abandone la eurozona. A nadie le interesa. Pero, a la vez, todos le exigirán el cumplimiento de los compromisos adquiridos, no sólo con sus propios socios europeos, sino con terceros. Y esto no supone amenaza alguna, ni meter miedo a nadie. La verdadera amenaza y el miedo proceden de quienes, de forma irresponsable, mienten a los ciudadanos haciéndoles creer que, en caso de gobernar, es factible practicar sus irresponsables proyectos sin acarrear consecuencias negativas, como es el caso.

                                    Fdo. Jorge Cremades Sena

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