Si
no fuera por el inmenso daño que demasiados episodios relacionados con el
nacionalismo independentista, encuadrados entre el esperpento y la farsa, causan
al conjunto de España y de los españoles, tanto a nivel interno como exterior,
cabría tomarse a chirigota los comportamientos, declaraciones y actitudes de
determinados personajes públicos. Pero, rozando el ridículo a veces, mintiendo
casi siempre, deformando la realidad con frecuencia y aparentando lo que no se
es cuando interesa sólo se busca la desestabilización territorial del Estado
español mediante la puesta en práctica de un cerrilismo político, con claros
matices totalitarios, que ni respeta la legalidad democrática vigente, ni las
instituciones, ni las competencias de las mismas, poniendo en grave riesgo el
futuro del Estado, al que culpabilizan de todos los males, su credibilidad
internacional y la convivencia en paz de todos sus ciudadanos. Un desafío
violento en toda regla que germina, no sólo gracias a sus promotores, sino
además a una especie de papanatismo político de quienes a estas alturas siguen
creyendo aún que existen los gnomos, bien de buena voluntad, bien por intereses
erróneos inducidos que, al final, se vuelven contra ellos directamente.
Sólo
así se explica, entre otros, la esperpéntica farsa de la entrega de armas por
parte de ETA, escenificada con video incluido ante unos “verificadores”, no
legitimados por nadie con capacidad para hacerlo, para que, al final,
verifiquen que los etarras encapuchados, tras mostrar una ínfima parte de su
importante arsenal, ni siquiera hacen entrega de la misma sino que lo meten en
una caja de cartón y se lo llevan tras la grabación del video. Menos mal que,
según los “verificadores”, ETA, antes de quedarse con la muestra, les ha
garantizado que la dejan “fuera de uso” y los verificadores lo creen. Esa es la
verdadera verificación. Así hasta el siguiente capítulo de este “desarme” por
entregas, que se venderá internacionalmente como muy positivo, pues, aunque no
hayan entregado ni una de las tres pistolas mostradas en el video, los “verificadores”
pontifican: “confiamos que es un paso creíble y significativo” del tan manido
proceso de paz donde ni siquiera hay guerra alguna. Imaginen el éxtasis de
algunos si a ETA en la próxima entrega se le ocurriera entregar simplemente
cien gramos de los escasos kilos de explosivo que mostraron (el fusil y las dos
granadas que completaban el arsenal que iban a entregar ya sería el colmo de
los colmos del citado éxtasis). Seguramente por ello, el mismísimo Urkullu ha
recibido a tan insignes verificadores a sueldo con todos los honores, tanto en
Madrid como en Bilbao; no en vano, se sienten legitimados, aunque nadie les
legitime, porque, según ellos, cuentan con “el apoyo de la sociedad vasca y del
lehendakari” (de la sociedad española y del presidente de gobierno, importa un
pito), mientras que el PSOE evita valorar su labor y el PSE elogia el prestigio
de los mismos. ¿Un nuevo PSC respecto al PSOE en Euskadi? Ya veremos. Al final,
todo se andará.
Y
sólo así se explica el esperpento farsante de la inauguración de la mayor feria
de tecnología móvil, celebrada en Barcelona, convertida en escaparate absurdo y
grotesco del engaño y la agresividad grosera del soberanismo catalán, para asombro
de todas las delegaciones internacionales y los 120 invitados asistentes a la
cena inaugural, presidida por Felipe de Borbón, Príncipe de Asturias y de
Gerona. Como ya es habitual, Artur Mas, desde el discurso de bienvenida,
muestra su desafío a España y su cinismo político, “Bienvenidos a la capital de
una vieja nación europea” han sido sus primeras palabras. Ha tenido que ser el
Príncipe quien, con un discurso en inglés (lengua oficial del evento) pero con
breves mensajes “en nuestras lenguas propias, el español y el catalán”, ha
tenido que aclarar quién es el anfitrión del evento con un “Bienvenidos a
España”, prosiguiendo con mensajes integradores, al afirmar que el congreso
tecnológico “llena de orgullo a las Administraciones implicadas y es también
una buena prueba de los excelentes resultados de la mejor colaboración
institucional”. Seguramente, algunos asistentes, estarán investigando aún esa
“vieja nación europea” inexistente, para encuadrarla en el contexto histórico
adecuado, sin comprender el desencuentro presente entre las instituciones
españolas. Y, por si fuera poco, en el pertinente comité de bienvenida, un
impresentable empresario catalán, de cuyo nombre ni quiero acordarme, mezclado
adecuadamente en primera fila entre altos funcionarios de la Generalitat,
cuando el Príncipe le tiende la mano, como es preceptivo, aunque sólo sea por
educación protocolaria entre los destinados a participar en el pasamanos, el
grosero personaje no sólo le niega la mano sino que además, con la mayor de las
sinvergonzonerías y la más grosera mala educación, le dice en catalán “no te
doy la mano porque no nos dejas hacer la consulta. Te la daré cuando nos dejes
votar” ante la cínica sonrisa de Mas, Felip Puig y Trías, quienes nada hacen,
sino todo lo contrario, por mostrarse ajenos y contrariados a tamaña irresponsabilidad, dando
efusivamente la mano al sujeto, que inmediatamente corre a la prensa digital
para hacer declaraciones sobre su hazaña grosera y maleducada. Seguramente,
como Mas y sus colegas, desconoce que Felipe, al igual que Rajoy, no tiene la
capacidad de decidir si los catalanes votan o no. Otra cuestión es que desde su
mentalidad totalitaria así lo crean. Es lo que sucede cuando se confunde el
deseo con la realidad. Al fin y al cabo, todo forma parte del esperpento y la
farsa de la que viven semejantes personajes.
Fdo.
Jorge Cremades Sena
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